miércoles, 8 de junio de 2011

"Scout hasta en la piel..."



  • El Scout cifra su honor al ser digno de confianza.


  • El Scout es leal con su patria, sus padres, sus jefes y subordinados.


  • El Scout es útil y ayuda a los demás sin pensar en recompensa.


  • El Scout es amigo de todos y hermano de todo Scout, sin distinción de credo, raza, nacionalidad o clase social.


  • El Scout es cortés y actúa con nobleza.


  • El Scout ve en la naturaleza la obra de Dios, protege a los animales y plantas.


  • El Scout obedece con responsabilidad y hace las cosas en orden y completas.


  • El Scout ríe y canta en sus dificultades.


  • El Scout es económico, trabajador y cuidadoso del bien ajeno.


  • El Scout es limpio, sano y puro de pensamientos, palabras y acciones.

  • Ser scout requiere de mucha responsabilidad, humildad, paciencia, entusiasmo, iniciativa, disponibilidad, perspectiva, objetividad, entre otras tantas cosas.
    Mi primer servicio.... Fue un servicio muy pesado, pero me resulto fascinante el poder estar presente con mi uniforme y mis hermanos scouts para ser útil a nuestra comunidad.
    Cabe mencionar que resulta un poco difícil el servicio ante a sociedad mexicana en general, pues aunque muchos saben que los Boy Scouts son jóvenes en los que se puede confiar, la cultura mexicana aun los ve como "ajenos" a ellos, misma razón por la cual en algunos estados los grupos tienden a ser pequeños.

    ¡Siempre listos!
    Y ahí me veía yo, sentada en la acera frente a la iglesia que solicito nuestra ayuda, nerviosa, con un par de guantes, mi mochila de ataque con mi equipo de bolsillo completo, agua para beber, un enorme sombrero para el ardiente sol que descansaba detrás de un edificio alistándose para ascender, una blusa de manga larga debajo de mi camisola y un hielo de sabor en la mano para refrescar mi garganta.
    Nos llamo nuestro scouter, para revisar el plan y dar instrucciones. Yo nerviosa y sin saber como funcionaba trate con todas mis fuerzas de entender cada palabra que salía de su boca.

    Treinta minutos después estábamos todos en nuestras posiciones, con la cuerda en la mano para sostener la valla de seguridad, para el evento de semana santa al que habíamos sido solicitados. Fue un inicio bastante bueno, las personas se movían en torno a las lineas que marcábamos y no era necesario tensar demasiado la cuerda.
    Pero a medida que fuimos avanzando, el calor se iba intensificando, las calles eran mas angostas y la multitud estaba irritable se nos dificulto mantener el orden. Algunos estábamos comenzando a desesperarnos, otros optaron por solo sostener la cuerda y evitarse conflictos. Y bueno en una situación así, con una multitud acalorada, malhumorada, donde las personas te no conocen la palabra "respeto" es difícil dialogar. Y, yo, comencé a perder la calma. Miré hacia atrás buscando una mirada de aliento en mis compañeros, pero era evidente como estábamos cayendo en un desánimo, nada bueno para continuar.
    Y antes de que mi humor comenzara a caer en picada, junto con mi amabilidad y cortesía, mire a los dirigentes que estaban al frente y detrás de nosotros. Agotando sus fuerzas por mantener el orden. Y me di cuenta de que si realmente quería ser scout tendría que cambiar mi perspectiva, por una positiva.

    Porque en las peores situaciones iba a tener que "agotar mis fuerzas por mantener el orden", y no lo iba a hacer por ser una obligación más,  lo iba a hacer porque yo lo quería hacer.
    Porque ser scout no es una obligación que nos imponen nuestros padres. Es un deber que nosotros queremos cumplir.
    Porque ser scout no es solo competir en un torneo de juaro o jugar bulldog.

    Y entonces fue cuando decidí que yo quería ser scout.
    No por tener algo que hacer en mis fines de semana, ni por las divertidas actividades que tendríamos. Si no, por que yo quería marcar una diferencia.
    Demostrarle a mi familia, a mis amigos y a los demás, los estupendo que es estar al servicio sin esperar recompensa, lo reconfortante que es ser útil a los demás.
    Lo dulce que es vivir entorno a la naturaleza.
    Y lo increíble que es conectarse a nuestro mundo a través de cada acción que llevamos a cabo.

    Todo esto me volvió sensible y nació en mí un lazo afectivo hacia el ser un scout que es tan profundo e indescriptible, que mis hermanos scouts no me dejaran mentir, no se compara con ninguna sensación.
    Así que yo les digo, ¡No hay nada mejor en la vida, que el ser Scout!

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    Flor de liz

    Flor de liz